Durante el embarazo, la alimentación juega un papel clave en el desarrollo del feto y en la salud de la madre. Diferentes estudios han demostrado que lo que comemos influye directamente en el curso de la gestación y puede estar relacionado con afecciones como la diabetes gestacional, la preeclampsia o incluso el riesgo de partos prematuros.
Para conocer en detalle qué alimentos deben priorizarse y cuáles es mejor evitar, en Madrid Mejora Tu Vida visitamos el Hospital Ruber Internacional y consultamos a la ginecóloga Isabel Rodríguez.
El equilibrio en el aumento de peso: clave para un embarazo saludable
“El aumento excesivo de peso puede provocar complicaciones como hipertensión, diabetes gestacional y un mayor riesgo de cesárea. Por otro lado, una escasa ganancia de peso también puede derivar en problemas como fetos pequeños para la edad gestacional”, explica la doctora Rodríguez. Por ello, es fundamental mantener un equilibrio nutricional que garantice el bienestar tanto de la madre como del bebé.
¿Qué deben comer las embarazadas?
La dieta mediterránea ha sido ampliamente recomendada por diversos estudios por sus beneficios durante el embarazo. Rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, esta alimentación aporta los nutrientes esenciales para el desarrollo del bebé y la salud de la madre.
Además, se recomienda un adecuado consumo de ácido fólico, un nutriente clave para prevenir malformaciones en el sistema nervioso del feto. También es importante ingerir suficiente hierro para evitar la anemia, calcio para el fortalecimiento óseo y ácidos grasos omega-3, fundamentales para el desarrollo cerebral del bebé.
Alimentos a evitar durante el embarazo
Existen ciertos alimentos que pueden representar un riesgo para la salud de la madre y del bebé, por lo que su consumo debe evitarse o restringirse:
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Pescados grandes como el pez espada o el atún rojo, ya que pueden contener niveles elevados de mercurio, perjudicial para el sistema nervioso del feto.
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Alcohol y tabaco, que aumentan el riesgo de aborto, parto prematuro y preeclampsia.
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Quesos no pasteurizados, que pueden contener Listeria, una bacteria peligrosa durante el embarazo.
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Carnes crudas o poco cocidas, así como embutidos no cocidos, que pueden transmitir toxoplasmosis.
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Frutas y verduras sin lavar, ya que pueden estar contaminadas con toxoplasma y otras bacterias dañinas.
Un aspecto importante es que la congelación de los alimentos ayuda a prevenir la toxoplasmosis, pero no la infección por Listeria, por lo que siempre se debe optar por productos pasteurizados y bien cocinados.
