El Museo de Justo Algaba: un viaje por la historia de la moda taurina española
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Desde niño, Justo Algaba soñaba con ser torero, pero la vida lo llevó a convertirse en uno de los últimos sastres taurinos de renombre en España. Su sastrería, fundada en 1978, ha sido testigo de 50 años de trabajo y pasión por la moda taurina.
En su museo, alberga una impresionante colección de cien vestidos de luces que narran la evolución del vestuario taurino español. Situada en Madrid, Algaba cuenta con dos sastrerías: una a escasos metros de la emblemática Puerta del Sol y otra en Las Rozas, donde se encuentra su taller.
En la primera, los visitantes pueden explorar su museo taurino con cita previa, donde cada traje se convierte en una pieza de historia. Las visitas al museo pueden ser individuales o en grupo, guiadas a un precio de 20 euros por persona, disponibles de lunes a viernes entre las 10.00 y las 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas, así como los sábados por la mañana.
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"Esto es un legado que yo voy a dejar al mundo taurino. Aquí lo que vienen a ver es la historia de cómo se vestían los toreros desde el año 1845 hasta nuestros días", explica Justo Algaba con orgullo. Su colección incluye trajes clásicos, picassianos y goyescos, cada uno con su propia historia y significado.
Algaba rinde homenaje a Pablo Picasso, quien según él "hizo mucho por la fiesta taurina", incluso creando dibujos inspirados en toreros. A través de sus vestidos, los visitantes pueden realizar un viaje por el mundo de la tauromaquia. "Un traje de luces se compone de chaqueta, chaleco y taleguilla. Las muletillas o alamares son adornos que tapan los botones", detalla.
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La dedicación y el arte que se requieren para crear estos trajes son impresionantes. Justo asegura que cada vestido tarda aproximadamente dos meses y medio o tres en completarse, gracias al trabajo meticuloso de un equipo de cincuenta personas que confeccionan cada detalle a mano.
Consciente del reto que enfrenta la tradición taurina, Algaba también ha decidido ofrecer clases gratuitas a aquellos que realmente deseen aprender el oficio. Pasión y dedicación son esenciales para mantener viva esta tradición.
