Este 31 de enero, Villamanta se viste de fiesta para celebrar la festividad de San Blas, un evento que une a los vecinos en una tradición que marca la mayoría de edad de sus jóvenes.
Este año, el protagonismo recae en cuatro chicas: Ana, Alba, Noelia y Ana, quienes expresan su alegría por ser parte de este significativo día. "Estamos muy contentas, la verdad, porque es un día muy importante para el pueblo y seguimos con las tradiciones", comenta una de ellas.
La jornada ha comenzado en la dehesa, donde los vecinos se han reunido para recoger poda y leña de encina, material que se utilizará en la hoguera en honor al santo abogado contra los males de garganta.
Un vecino del pueblo recuerda que esta tradición tiene raíces profundas: "Esto es algo que nuestros tatarabuelos empezaron a hacer con bueyes y carros de madera. Cuando los jóvenes cumplían 18 años y se preparaban para el servicio militar, venían a la dehesa a cargar tres carros que luego llevaban al pueblo en procesión".
La noche del 31 es especialmente esperada, ya que se lleva a cabo la hoguera principal, donde se queman dos carros de leña recogida, mientras que otro quedará para el sábado. Esta celebración rural recuerda las puestas de largo de la alta sociedad, pero con un toque auténtico y local.
La fiesta ha continuado con una charanga animando el ambiente mientras las brasas esperaban su turno para dar vida a deliciosos bocadillos de panceta y chorizo en honor a San Blas.
Las festividades en Villamanta se extenderán hasta el domingo 2 de febrero, ofreciendo una variada propuesta de actividades tradicionales que incluyen la subida de los Quintos a la iglesia, una misa en honor al santo, procesiones, catas de vinos, barbacoas para todos los vecinos y mucha música y animación.