El reloj de la Puerta del Sol no da las horas. No se ha roto, no. Se está sometiendo a una puesta a punto.
Por primera vez en 30 años se ha desmontado completamente. Tiene 159 años de vida y sus engranajes, resortes, ejes y contrapesos necesitan una revisión a fondo.
Los maestros relojeros comenzaron a desmontar las piezas de la maquinaria interna a principios de este mes. Para que el reloj esté parado el menor tiempo posible se hará en tres fases.
Lo primero ha sido trabajar en la de la sonería de las horas, que ya brilla impoluta. Luego vendrán el resto de los ajustes que no afectarán al aspecto exterior de uno de los relojes más emblemáticos de España.