El bailarín y coreógrafo Jesús Carmona se estrena como director artístico del Ballet Español de la Comunidad de Madrid con el espíritu exultante que da tener algunos días las entradas agotadas, de los quince días que la compañía tiene programados del 12 al 27 de octubre en los Teatros del Canal.
"Nervios hay", confiesa a EFE este jueves, pero también cuenta con la "tranquilidad" de que el programa gusta y que hay expectación para ver por primera vez a este ballet, un proyecto que nació para recuperar y difundir la herencia musical y coreográfica española.
Carmona (Barcelona, 1985) presenta dos piezas que conectan con su baile, 'Suite Española', de Isaac Albéniz, que por primera vez se presenta coreografiada al completo, y 'Epifanía de lo flamenco'.
"Son dos espectáculos que recogen la totalidad de nuestra danza española, con uno no había suficiente", se justifica. "Espectáculos bellos, muy potentes, que tocan el corazón, en los que la compañía -formada por 20 bailarines- ha hecho un gran trabajo", apunta Carmona.
Dos piezas muy vinculadas a su trayectoria, "tienen mi mirada, es inevitable", pero subraya que están muy lejos de lo que él haría con su propia compañía.
Con 'Suite Española' presenta la estilización del folclore. "Conservo la danza española sin intoxicaciones de otras, intentando ser un referente en la tradición", aportando una estética e iluminación diferentes a las que se han visto hasta ahora.
En 'Epifanía de lo flamenco' propone un viaje musical en el que empezamos por los cantes vuelta, para pasar a los fragüeros y terminar con los caracoles -un palo flamenco vinculado a Madrid-, un apartado que tiene como invitados a Juan Requena y Kiki Morente.
Premio Nacional de Danza 2020, Carmona se manifiesta también muy ilusionado por el hecho de que una compañía de danza esté programada quince días continuos en un teatro, algo inusual en el género.
"Eso da una visión de la importancia que se le da al proyecto, tiene que ver con el interés del público y demuestra que la danza tiene músculo, que también económicamente es solvente", argumenta el coreógrafo, una razón por la que admite que la responsabilidad que asume es grande.
Consciente de que muchas miradas están posadas sobre su trabajo, incide en que es "hiperconsciente de que estamos hablando de dinero público con el que no se puede jugar y de la importancia que tiene para la danza y para las nuevas generaciones. Es un ballet con el objetivo de perdurar en el tiempo".