Una caldera a máxima presión. El estadio Metropolitano decide. La necesidad y la historia les amparan en el Metropolitano y en el Vicente Calderón.El Calderón rugió en aquella remontada ante el Bayer Leverkusen. Los alemanes traían una renta de un gol que Mario Suárez se encargó de neutralizar. Los penalties decidieron. El Atlético de Madrid pasó a cuartos.
Un año después, el Barcelona llegaba con ventaja de 2-1 al Calderón. Entonces apareció la magia de Griezmann. Dos goles para tocar la semifinal.La última y más reciente contra el Inter. Los italianos llegaban a defender la ventaja del solitario gol de Arnautovic en Milán. Una renta que se dobló con el tanto de Di Marco.
El más difícil todavía. Entonces, el Metropolitano obró el milagro. Griezmann y Memphis mandaron la eliminatoria a la prórroga. Y los penalties volvieron a decidir.El Metropolitano vuelve a estar preparado. El equipo también. Un último dato para el optimismo. Simeone nunca ha perdido un partido de eliminatoria en casa.