Siete familias okupas que han llegado a Casarrubuelos, han levantado la polémica. Los vecinos están preocupados porque estas familias, procedentes de Carabanchel, son muy conflictivas. Les da miedo que puedan producir problemas que alteren la tranquilidad del pueblo.
UN PUEBLO DE 4.000 HABITANTES
Está previsto que lleguen esta tarde a los pisos de la Sareb. Los vecinos, con su alcalde a la cabeza, temen que este realojo altere la convivencia en este pueblo de sólo 4.000 habitantes. Desconocen quiénes son y eso les genera intranquilidad. Por si acaso, un dispositivo policial ya aguarda en la calle la llegada de los nuevos inquilinos.
El alcalde de Casarrubuelos lamenta que la Sareb haya actuado con mala fe, con nula transparencia, a espaldas del ayuntamiento. "Lo han hecho a espaldas del ayuntamiento", lamenta el regidor, Vicente Astillero, en Buenos Días Madrid.
"No es lógico ni normal. Meten a siete familias numerosas en un edificio donde ya hay viviendo otras 12 ó 14 familias y que no está en condiciones", añade alegando que el inmueble tiene averías en las acometidas de luz y de agua, el ascensor no funciona y que hay zonas comunes rotas, como algunas escaleras.
AÑOS RECLAMANDO A LA SAREB
Llevaban años reclamando a la Sareb que esos pisos, donde se producirá el realojo, fueran para familias vulnerables de Casarrubuelos. "Ahora los meten en un pueblo pequeño, lo que supone un porcentaje altísimo; es como si en Fuenlabrada meten de golpe a 300 familias okupas. Esto colapsará nuestros servicios sociales y públicos", explica. "Un realojo no es trasladar a unas familias de un sitio a otro, es también integrarlas laboralmente y aquí van a sufrir mucho porque el transporte público es muy escaso", argumenta.
Otro problema añadido que puede brotar es el de la convivencia. "El nivel de preocupación es muy alto, es rojo ahora mismo", ilustra el alcalde. "Es normal que haya recelos entre la gente del pueblo pero espero que no ocurra nada", comenta Vicente Astillero, quien recuerda que en el pueblo también hay familias vulnerables que necesitan una solución habitacional. "Es una lotería, esperemos que no ocurra nada", dice resignada una vecina.