Se cumple un año de la tragedia del barrio de Campanar, en Valencia. El fuego arrasó dos bloques residenciales de 14 plantas en menos de una hora. El viento tuvo mucho que ver en su rápida propagación pero también un elemento clave en la fachada, el revestimiento con un material termoplástico.
En Madrid, se han reunido expertos internacionales para evaluar los riesgos y seguridad de edificios similares.
Tras un año de intensas tareas de desescombro y limpieza sus vecinos aún intentan sobreponerse a la tragedia. La fuga de gas de un frigorífico fue el causante del fuego cuyas llamas se extendieron con demasiada rapidez. El viento y el propio material, altamente combustible, hicieron el resto. Arquitectos y expertos abogan por endurecer la normativa actual para los edificios que consideran de alto riesgo.
Para Andrés Pedreira, director del Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio, "los edificios con más de 18 metros de altura y que tengan mucha ocupación de personas carecen de buena accesibilidad para los bomberos".
La legislación impuesta por Europa va en nuestra contra y perpetúa el riesgo con las exigencias de eficiencia energética. "Estamos convirtiendo edificios rehabilitados existentes, con fachada de ladrillo, y les ponemos un material combustible en la envolvente y eso está pasando día a día", comenta Pedreira.
Con una investigación judicial compleja, agravada por la pérdida de pruebas durante la dana y muchas incógnitas sobre el protocolo de evacuación, el edificio pronto iniciará sus obras de reconstrucción más allá de la normativa.
Joan Baptista Boronat , director de rehabilitación del edificio de Campanar, afirma que la actuación "no será tan técnica, sino más empática y humana hacia las personas que volverán a habitar ese edificio". Material cerámico, para cumplir lo que hoy aún es un sueño: volver a casa.
El incendio afectó a un complejo residencial que albergaba a 450 personas y dejó 10 muertos y 15 heridos. Julián García, el conserje, destacó por su valentía al recorrer las instalaciones para alertar a los vecinos del peligro y ayudarlos a evacuar el edificio en llamas.
La investigación sigue abierta porque aún queda muchas incógnitas por resolver.