La muerte del papa Francisco conlleva que se abra un periodo de luto en la Iglesia Católica y que comiencen los preparativos para la elección del nuevo pontífice, para ello es necesario que se celebre el cónclave.
Desde el fallecimiento del Papa, se suelen dejar pasar entre 15 y 20 días para el inicio del cónclave y todos los cardenales que todavía no hayan cumplido los 80 años se les convoca para que acudan a Roma y participar así en la elección del que será el nuevo pontífice.
Los cardenales eligen al nuevo papa en la Capilla Sixtina
La Capilla Sixtina es el marco en el que los cardenales se reúnen para comenzar el cónclave a puerta cerrada y bajo llave. Antes de comenzar, se celebra una misa, Pro Eligendo Pontifice, que dirige el cardenal decano y en la que se le pide a Dios la sabiduría necesaria para elegir al nuevo pontífice.
En el interior de la Capilla Sixtina es dónde se procederá a la votación de los cardenales, siempre bajo llave y nadie puede entrar o salir mientras se celebran las votaciones. Se llevan a cabo dos votaciones por la mañana y otras dos por la tarde y en el trascurso de unas y otras, los cardenales descansan en Santa Marta, la que ha sido la residencia del papa Francisco durante sus años de pontificado.
Los cardenales durante el tiempo que dura el cónclave deben estar aislados, para que no haya nada que pueda influir en su votación. De esta manera, no podrán tener acceso a ninguna información o dispositivo digital.
Las votaciones y la fumata blanca
Un voto que es completamente secreto y en el que cada cardenal escribe el nombre de otro cardenal en una papeleta que debe doblar e introducir en la urna que se coloca en la Capilla Sixtina. Cuando termina cada una de las votaciones, la mesa de los cardenales que se encargan de revisar los votos abren la urna y van contando cada uno de ellos. Se lee en voz alta el nombre de cada uno de los cardenales que aparecen en las papeletas y marcándolos en una hoja de control. Se revisa si el recuento es correcto y si no se alcanzan los dos tercios de los voto del Colegio Cardenalicio, las papeletas se queman en la chimenea de la Capilla Sixtina junto a una sustancia que hace que el humo que salga sea negro, la conocida fumata negra que señala a todo el mundo que todavía no hay nuevo Papa.
Sin embargo, cuando un cardenal cuenta con el apoyo de los dos tercios del cónclave se le preguntará: ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? y si la respuesta es afirmativa deberá elegir el nombre bajo el que quiere llevar su papado y se le viste con la sotana blanca como pontífice.
Los votos, correrán la misma suerte y se quemarán en la chimenea pero en esta ocasión se les añade una sustancia para lograr que el humo sea blanco. La fumata blanca le señala al mundo que ya hay nuevo Papa.
Será el cardenal Protodiácono el encargado de pronunciar las famosas palabras "Habemus Papam" y presentar desde el balcón de San Pedro al nuevo pontífice.