Se cumplen ochos años del crimen de Píoz donde Patrick Nogueira acudió al chalé de Pioz el 17 de agosto de 2016 donde vivía su familia; mató a su tío y su mujer, ambos de nacionalidad brasileña, y los descuartizó; acabó también con la vida de los dos niños y guardó los cuerpos en bolsas de plástico.
Los cadáveres se descubrieron un mes después, en septiembre de 2016, cuando un empleado de mantenimiento alertó a los vigilantes de seguridad de la urbanización del mal olor que procedía de la vivienda. Dos días más tarde el acusado abandonó España rumbo a Río de Janeiro, aunque regresó el 19 octubre, y fue detenido al desembarcar del avión.
Julián Jiménez, vigilante de seguridad de Pioz, fue el primero que vio el panorama del chalet tras el crimen. El segurata contó en Juntos como se encontró el chalet: “Tras llamar al propietario de la casa para que me dejara entrar en el chalet, entramos y se ve un desorden total al lado de la piscina que estaba lleva de garrafas, de botellas, sillas tiradas por el suelo. Empezamos a hacer la ronda para saber que pasaba en ese chalet”.
El segurata aseguró que gracias a una ventana que se podía abrir, pudieron entrar y ver el estado del comedor: “En el fondo del comedor vimos un volumen gigantesco de bolsas. Seis bolsas había. El suelo lleno de moscas y de sangre”. Tras ver esta escena, Julián llamó a la Guardia Civil.
Ocho años después, el vigilante se encuentra mejor pero aún recuerda el crimen: “Pasé unos días bastante mal. De hecho, me fui al poco tiempo de esa urbanización para trabajar a otro sitio. A fecha de hoy digamos que estoy recuperado”.