La Covid en Madrid, cinco años después

Hace cinco años, el mundo entero se paralizaba debido al Covid-19 dejando estampas insólitas en los ecosistemas de nuestro planeta. Las altas tasas de contagio, junto al elevado número de víctimas, obligaron a los gobiernos a imponer cuarentenas con el objetivo de evitar más contagios y cercar el virus. Posteriormente, cuando llegó la nueva normalidad se establecieron otras limitaciones, que afectaban a la vida social y a los viajes.

La pandemia, que marcó a generaciones tanto mayores como jóvenes, supuso un cambio en la sociedad moderna que, en el caso de la española, obligó a dejar de lado algunas costumbres sociales, como saludar con dos besos, para evitar el contagio.

A finales de noviembre de 2019, se conocía que en Wuhan (China) algunas personas se habían infectado de este virus, cuyo origen todavía se desconoce.

Apenas dos meses después, el 30 de enero, el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional declaró el brote de SARS-CoV-2 como una emergencia de salud pública de importancia internacional. El 11 de marzo, este estatus cambió cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la situación de pandemia. El final de la misma se dio el 5 de mayo de 2023.

En España, los primeros casos comenzaron en febrero y el primer pico llegó varias semanas después, el 27 de marzo, con 9.182 casos detectados en un solo día.

Para entonces, el gobierno central había declarado el Estado de Alarma, con el que se restringió la circulación nacional, exceptuando salidas para trabajo, adquisición de alimentos o medicamentos, y asistencia sanitaria. Durante el confinamiento, no sólo se implantaron nuevos hábitos que perdurarían tras su finalización, sino que también se dispararon los casos de depresión y ansiedad.

Se vivieron seis olas de esta enfermedad que afectaron de manera desigual a las distintas comunidades autónomas.

La Comunidad de Madrid fue uno de los territorios más afectados por el Covid-19, especialmente durante la primera ola (31 de enero de 2020 – 21 de julio de 2020). Según el Ministerio de Sanidad, el 23 de abril de 2020 la región madrileña tenía una incidencia acumulada a 14 días de 201,22 personas por cada 100.000 habitantes, 58.191 positivos totales y 7.756 fallecidos de los 22.521 notificados entonces en España. Con todo, en ese periodo es imposible saber cuántas personas se contagiaron en Madrid y en toda España, pues los sistemas eficaces de detección, como los tests de antígenos, llegaron más tarde. Así, es de esperar que tanto los positivos como la incidencia fueran muchos mayores que las cifras oficiales.

Desde el 11 de mayo de 2020 al 2 de marzo de 2025, se han notificado un total de 2.040.893 casos confirmados de Covid en Madrid. De estos, el 57,9% fueron en mujeres. Las cifras oficiales indican que en Madrid han muerto 21.361 personas por esta enfermedad (dato cerrado a 30 de junio de 2023).

Desde el inicio de la pandemia, se han producido 49.777 reinfecciones en la población de 60 o más años, lo que ha supuesto el 10,3% del total de infecciones para este grupo de edad, el 94,0% han pasado la enfermedad en dos ocasiones, el 5,8% en tres ocasiones (2.868), en cuatro ocasiones 127 casos y 8 casos lo ha pasado cinco veces. En los últimos 7 días la mayor incidencia corresponde al grupo de 80 a 89 años, con 10,5 casos por 100.000 habitantes.

El coronavirus no ha dejado de estar presente en el escenario sanitario por distintos motivos. Por un lado, durante la pandemia y en los años posteriores se han desarrollado distintas variantes. Así, desde 2020 se tiene constancia de diversas variantes del virus, como ALFA, ERIS, FLiRT o la famosa Ómicron, que además desarrolló sublinajes como Kraken o XEC.

Algunas de estas variantes produjeron un aumento en la incidencia de la región, ya que, entre algunos de sus cambios, ocasionaban una mayor propagación.

Covid persistente en la Comunidad de Madrid

Muchas personas siguen sufriendo los efectos secundarios, como el síndrome del COVID persistente, que se "caracteriza por la persistencia de síntomas de Covid-19 semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos", tal y como define el Ministerio de Sanidad.

Los afectados ven afectados casi todos sus sistemas orgánicos, incluyendo el sistema cardiovascular, el nervioso, el endocrino, el inmunológico, el reproductivo y el gastrointestinal.

La Red Española de Investigación en COVID persistente estima que hay más de 6,5 millones de personas afectadas, aunque no hay ningún registro oficial. En general, las estimaciones convergen en torno a un 6% y 7% de la población adulta, mientras que un 1% de los niños también están afectados.

En la región madrileña, cada vez son más los afectados por este trastorno que han visto cómo sus vidas han cambiado en apenas unos meses.

Beatriz había sido deportista de élite y llevaba una vida activa. Ahora tiene 43 años y reconoce que "sentirse como una persona mayor, pues no es grato".

"Son cinco años mendigando atención porque al final es eso, mendigar atención de alguien que realmente empatice o te escuche"

Elena Hervás era amante de la cocina siendo una parte fundamental de su vida. Tras tres contagios, comenzó a "tener falta de concentración, olvidos… si me hablaban, se me caían las cosas o me tropezaba", debido a la "niebla mental" y la fatiga crónica. "A mí me encantaba la cocina y la desaprendí totalmente, porque se me caían los ingredientes de las manos. Se me olvidaba lo que había echado, incluso siguiendo recetas escritas, no era capaz de hacer una secuencia de pasos", explicaba.

A pesar de que son muchos los afectados por el Covid persistente y de los numerosos estudios que verifican su existencia, "muchos médicos dicen: 'Yo no me lo creo', no es que te lo creas o no, es que hay estudios al respecto", denuncia Elena.

Además, personas como Elena o Beatriz, que tienen que hacer frente día a día al deterioro cognitivo, esperan que "la gente lo entienda" y que, desde las instituciones, "deberían implicarse más".

El Covid 19 y la 'Quintudemia'

En la actualidad, el Covid-19 comparte espacio con otras enfermedades como la Gripe A y B, Rinovirus o el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) en un nuevo espacio vírico denominado como 'Quintudemia'.

La coexistencia de estas enfermedades en un mismo período de tiempo preocupa debido a los efectos colaterales que generan: saturación de hospitales, diagnósticos complicados e impacto en los grupos de riesgo.

Para prever y reducir el riesgo de contagio, y sobre todo proteger al resto, se recomienda vacunarse, mantener una higiene constante, el uso de mascarillas, la ventilación de espacios cerrados y acudir al médico ante síntomas respiratorios persistentes para obtener un diagnóstico lo antes posible.