Aunque la higiene personal pueda parecer una preocupación más bien moderna, la realidad es que el jabón, uno de los productos básicos de limpieza, tiene una historia que se remonta más de 5000 años atrás.
Su origen se encuentra en la antigua civilización sumeria, una de las primeras en utilizar este producto, aunque no con los fines que podríamos imaginar hoy en día.
Los sumerios fueron los primeros en crear una especie de jabón a partir de una mezcla de aceites, sales y cenizas. Sin embargo, este "jabón" no se utilizaba tanto para la higiene personal, sino más bien para tareas domésticas como lavar la ropa y los utensilios.
Para ellos, el uso de este producto estaba más vinculado a la limpieza de objetos que a la del cuerpo humano.
Por su parte, en el antiguo Egipto, al jabón se le otorgó una mayor importancia en el ámbito de la higiene personal y durante los rituales.
Los egipcios se enjabonaban a fondo y empleaban tanto para el cuidado corporal como en ceremonias de purificación religiosa. Para ellos, la limpieza no solo era un asunto físico, sino también espiritual.
Pero fueron las mujeres romanas quienes le dieron el nombre por el que lo conocemos hoy en día: se dieron cuenta de que cuando se sacrificaban animales en el monte sapo las cenizas que caían en el río dejaban la ropa como los chorros del oro.