la revista Nature publica un estudio que puede explicar por qué crecen los casos de cáncer colorrectal en la población de adultos jóvenes.
Un equipo internacional liderado por la Universidad de California en San Diego (EE.UU.) y cuyo primer firmante es Marcos Díaz Gay, jefe del nuevo Grupo de Genómica Digital del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) trabaja sobre esta hipótesis.
La investigación señala a la toxina bacteriana colibactina como posible culpable de este aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana.
El cáncer colorrectal se considera una enfermedad asociada al envejecimiento, pero su incidencia en adultos menores de 50 años se ha duplicado aproximadamente cada década en los últimos 20 años, en diversos países de todo el mundo.
La colibactina es una toxina producida por algunas cepas de Escherichia coli –una de las múltiples bacterias que pueblan el colon y el recto–, y tiene la capacidad de alterar el ADN de las células.
El hallazgo ahora publicado descubre que la exposición a la colibactina en la primera infancia imprime una firma genética característica en el ADN de las células del colon.
El resultado se basa en un análisis computacional de mutaciones genéticas, y es el primero que demuestra un aumento sustancial de las mutaciones relacionadas con la colibactina en los casos de cáncer colorrectal en menores de 50 años. Los autores analizaron 981 genomas de pacientes con cáncer colorrectal de 11 países.
Plantea por tanto de manera inmediata cuestiones que los autores aún no pueden responder, como cómo ocurre la infección de las bacterias productoras de colibactina y cómo evitarla o combatirla.
Las implicaciones son muy relevantes. Si la tendencia actual se mantiene, el cáncer colorrectal podría ser la principal causa de muerte por cáncer en adultos jóvenes en 2030. Hasta ahora se desconocía la causa de este aumento.
Los jóvenes con cáncer colorrectal no suelen tener antecedentes familiares y presentan pocos factores de riesgo conocidos, como la obesidad o la hipertensión, lo que ha hecho buscar posibles causas entre posibles carcinógenos ambientales o infecciones microbianas.
Según esta investigación, los efectos nocivos de la colibactina empiezan pronto. Las mutaciones asociadas a la colibactina surgen en una fase temprana del desarrollo tumoral, lo que coincide con estudios previos que muestran que tales mutaciones se producen en los primeros 10 años de vida.
Ya se estudia si el uso de probióticos podría eliminar de forma segura las cepas bacterianas nocivas, y se están desarrollando pruebas de detección precoz que analicen muestras de heces en busca de mutaciones relacionadas con la colibactina.
La investigación publicada en Nature halla también que hay ciertas firmas mutacionales especialmente frecuentes en cánceres colorrectales de algunos países, en particular Argentina, Brasil, Colombia, Rusia y Tailandia. Esto sugiere que la exposición ambiental local también puede contribuir al cáncer, aunque se desconoce aún a qué factores.
RECORTES EN EEUU, INVESTIGACIÓN EN RIESGO
El autor principal del estudio, Ludmil Alexandrov, de la Universidad de California en San Diego ha hecho un enfático llamamiento en la nota de prensa emitida por esta institución académica.
“Aunque la investigación ha contado en gran parte con el apoyo de programas británicos, como Cancer Research UK a través de Cancer Grand Challenges, una parte sustancial de la financiación ha procedido de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Ahora que los NIH se enfrentan a la propuesta de recortes presupuestarios, proyectos tan importantes como este podrían estar en peligro”, se afirma en la nota de prensa.
“Para seguir investigando nuestras hipótesis y desarrollar intervenciones seguras y éticas, vamos a necesitar decenas de millones de dólares”, añade. “Esta investigación tiene implicaciones importantes para la salud futura de los niños de todo el mundo. Sin un apoyo adecuado, resultará muy difícil acabar de comprender y abordar este problema”.