El 41% de los adolescentes en España ha tenido o cree haber tenido un problema de salud mental en el último año, aunque más de la mitad no ha pedido ayuda y un tercio no se lo ha contado a nadie.
Son datos del Barómetro de opinión de los adolescentes sobre salud mental elaborado por Unicef en colaboración con la Universidad de Sevilla, con las percepciones de cerca de 5.000 jóvenes de 13 a 18 años recopiladas en 168 centros educativos de España.
"Hay un cambio muy significativo sobre salud mental, se sabe más, se habla más, pero faltan datos y que se conozca mejor; nuestros adolescentes cada vez normalizan más hablar de salud mental o identificar posibles problemas, pero todavía persiste un cierto estigma en torno al tema", ha explicado José María Vera, director ejecutivo de UNICEF España durante la presentación del estudio.
Algo más de la mitad no pide ayuda
El 51,4% no ha pedido ayuda a nadie cuando ha tenido un problema de salud mental porque no sabe a quién acudir o no considera que el problema sea importante.
Según la investigadora de la Universidad de Sevilla y autora del informe, Pilar Ramos, muchos adolescentes con problemas de salud mental "no saben a quien o a dónde acudir y piensan que su problema no es importante para pedir ayuda".
Otros motivos que exponen: Seis de cada diez quiere mantener en secreto sus problemas de salud mental, dos de cada 3 adolescentes no quieren que sus familias o tutores se enteren de lo que les pasa, creen que es mejor dejar que pase el tiempo (56%) o no confían en el personal de su centro educativo (56%).
Los que sí la piden, lo hacen en el entorno cercano: sus amistades (73,6%), ayuda profesional psicológica (60,8%), profesionales del centro educativo (34%) y de la medicina y psiquiatría (30%) o bien escuchando a profesionales en internet y redes sociales (32,7%).
El estudio muestra también que más de 4 de cada 10 adolescentes considera que sus problemas de salud mental no son importantes, no saben lo que les pasa o no saben a quién o a dónde acudir.
¿Cuál es el papel de los colegios?
El 40,5% de adolescentes considera baja o muy baja la probabilidad de que su centro educativo, en concreto, los profesionales de orientación y tutoría, les ayuden.
Las razones: falta de confianza en las personas que desempeñan esos roles (56,4%); pensar que no les van a guardar el secreto (49,3%); creer que esos profesionales no tienen la formación adecuada para poder ayudarles (43,1%) y considerar que esas personas tienen otras tareas que deben atender y no disponen de tiempo (37,7%).
Para José Ángel, de 17 años, uno de los jóvenes que ha interpretado los datos, "es importante tener a alguien en el centro con el que hablar cuando estás presionado con los exámenes o cualquier otro problema pero no suelen estar disponibles, además a la gente les da miedo que sus compañeros les vean hablar con un orientador porque tengo un problema de salud mental".
"Las presiones por tener buenas calificaciones nos generan estrés, también la presión por encajar en una sociedad y el miedo a no poder hacerlo; todo eso daña nuestra salud mental", ha asegurado Alae, de 16 años, en la presentación del informe, y ha pedido a los medios de comunicación que cuenten con la opinión de los jóvenes y no les presenten siempre como personas vulnerables.
¿Cómo se cuida la salud mental?
Los jóvenes creen que se cuida con hábitos de sueño (el 74,9% lo piensa), ejercicio físico (62,3%) y llevar una dieta equilibrada (50,6%). Como determinantes externos, señalan la buena relación con sus progenitores (82,6%), el apoyo de personas cercanas (82%) y hacer las cosas que les gustan y hacen sentir bien (78,6%).
Sobre los factores que perjudican su salud mental, la investigadora ha explicado que los adolescentes apuntan a "la baja autoestima, el consumo de alcohol y otras drogas, tener problemas de salud física y tener dificultades económicas". "Si les preguntamos por los externos, destacan el ser víctima de bullying o ciberbullying, y tener problemas familiares".
Más de la mitad consideran bastante o muy peligrosas para la salud mental las redes que más utilizan (X, TikTok e Instagram), aunque también reconocen que son sus aliadas a la hora de buscar información.
"La presión social es real, las redes sociales pueden afectarnos nuestra salud mental de manera indiscreta y poco a poco, pero todavía estamos a tiempo de evitar un gran nivel de intoxicación digital", ha opinado José Ángel, miembro del Grupo Asesor de Unicef España.
Prevención y escuchar a los jóvenes
Entre las recomendaciones de la entidad de defensa de la infancia, está la de fortalecer los programas de prevención, detección precoz y atención de la salud mental en atención primaria y otros sistemas sanitarios.
También, campañas de concienciación, mejorar el conocimiento y los datos oficiales actualizados, promover la formación de los profesionales del ámbito educativo, favorecer una mayor implicación de los menores y fomentar un espacio digital en clave de bienestar emocional.