A-5

El intercambiador de Cuatro Vientos: frío, lluvia, ruido, contaminación... y en verano, peor

  • Recortar las líneas interurbanas que llegaban a Príncipe Pío obliga a los usuarios a esperar el autobús a la intemperie 
  • Las marquesinas provisionales resultan insuficientes para los cientos de usuarios que acaban o empiezan aquí sus viajes
Una persona camina por la acera junto a la zona de bajada de viajeros de Cuatro Vientos
Una persona camina por la acera junto a la zona de bajada de viajeros de Cuatro Vientos |P.O.

La decisión de finalizar en Cuatro Vientos los recorridos de las líneas de autobuses interurbanos del eje de la A-5 fue argumentada por el Ayuntamiento de Madrid en aras de no complicar la difícil movilidad durante las obras de soterramiento del Paseo de Extremadura / Paseo Verde Suroeste.

Los autobuses dejaban y recogían a los viajeros en el intercambiador de Príncipe Pío, una instalación con diferentes servicios, con aseos, comercio, restauración o, al menos, máquinas de vending.

Trabajos para convertir una acera de la A-5 en un intercambiador de transporte
Trabajos para convertir una acera de la A-5 en un intercambiador de transporte
Trabajos para convertir una acera de la A-5 en un intercambiador de transporte

Trabajos para convertir una acera de la A-5 en un intercambiador de transporte

Y, además, con la conexión a las líneas de metro del Ramal de Ópera, la 6, la 10 y las de Cercanías C-1, C-7, C-10. Todo ello bajo techo y a resguardo de la lluvia, el frío o el calor canicular que acabará llegando en unos meses. Con paneles de información y climatización.

El 'intercambiador' de Cuatro Vientos también conecta con Metro (solo la línea 10) y con Cercanías (solo la C-5). Pero al aire libre.

Las condiciones al borde la A-5 son bien distintas y hay que sumar la exposición, en mayor o menor medida, al ruido y la contaminación procedente del intenso tráfico rodado.

Fila de autobuses interurbanos en la A-5 a la altura de Cuatro Vientos / P.O.
Fila de autobuses interurbanos en la A-5 a la altura de Cuatro Vientos |P.O.

Si en estos últimos días de invierno las lluvias incesantes y las temperaturas bajas han sido la tónica de cada jornada, con la llegada del verano la situación será la contraría, pero casi peor. Con prácticamente ninguna sombra al margen de esas marquesinas para soportar las altas temperaturas y los episodios de calor extremo ocasionales.

MARQUESINAS INSUFICIENTES

Las paradas improvisadas junto a la A-5 sobre la acera no cuentan con marquesinas suficientes para albergar a los viajeros que aguantan el chaparrón como pueden. Se han puesto 8 marquesinas en la acera sentido salida de Madrid y otras 7 en el sentido de entrada.

En estos días de lluvias persistentes se puede observar hasta una veintena de autobuses verdes estacionados a lo largo de más de 300 metros de una de las aceras pegada a la vía de servicio de la A-5.

Los viajeros se amontonan, los que caben, bajo las marquesinas y los demás aguantan el chaparrón en la fila esperando la llegada de los autobuses. En horas punta más de treinta personas pueden estar aguardando su turno en algunas de las marquesinas. En una de ellas se concentran hasta veinte líneas de autobús.

Líneas de autobús en una marquesina situada en Cuatro Vientos / P.O.
Líneas de autobús en una marquesina situada en Cuatro Vientos |P.O.

De fondo están las pancartas de los residentes de la Dehesa del Príncipe, colgadas en sus ventanas y terrazas reclamando la prolongación del soterramiento hasta la M-40.

Pancartas de residentes de la Dehesa del Príncipe,  junto a la A-5 / P.O.
Pancartas de residentes de la Dehesa del Príncipe, junto a la A-5 |P.O.

Si para los usuarios del transporte público se ha complicado su día a día, para los conductores tampoco está siendo fácil. Un par de retretes portátiles al final de la zona de estacionamiento de autobuses es todo con lo que cuentan en su tiempo de descanso entre viaje y viaje.

La previsión del Ayuntamiento de Madrid es que las obras de soterramiento se prolonguen hasta el verano de 2026. Salvo decisión en contra, las aceras de Cuatro Vientos seguirán siendo hasta entonces un ir y venir apresurado de miles de personas todos los días, caiga lo que caiga.