Aarón Palacio resuelve con firmeza, y una oreja, su compleja presentación en Madrid

  • El novillero aragonés hacía su presentación en Madrid junto a Javier ZuluetaSergio Sánchez
El novillero Aarón Palacio en Las Ventas
El novillero Aarón Palacio en Las Ventas |Telemadrid

El novillero aragonés Aarón Palacio debutó este martes en Las Ventas con firmeza y determinación, consolidándose como uno de los nombres más destacados del actual escalafón menor. Enfrentó una tarde complicada debido al deslucido comportamiento de la novillada de Alcurrucén, especialmente su lote, que mostró una movilidad engañosa y falta de casta.

El aspirante maño ya dejó muestras de esa decisión con el segundo de la suelta, un sobrero de la misma ganadería que acudió a todos los cites pero para rematar sus arrancadas con secos cabezazos, sin clase alguna.

Aun así, y sin dar nunca un paso atrás, Palacio se complicó algo más la situación al plantearle la faena en los medios, donde el utrero se defendió más, y al querer traérselo enganchado desde muy adelante, por lo que siempre sufrió los defensivos derrotes en la mitad de los muletazos.

Telemadrid llevar sus retransmisiones a México
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No obstante, quedó patente una determinación que volvería a manifestarse cuando se fue directamente a recibir a portagayola, con una limpia larga, al quinto, otro utrero de descompensadas hechuras que ya en banderillas marcó esa repetida y mentirosa movilidad, acudiendo pronto a los cites pero sin emplearse en el esfuerzo.

Ese defecto no pareció importarle al aragonés, pues para abrir la faena también echó las dos rodillas a la arena para cuajarle unos hondos ayudados por alto y, ya erguido, un larguísimo pase de pecho y un ajustado pase del desdén que sacudieron unos tendidos hasta entonces hundidos en el tedio.

La faena continuó con el novillero alternando ambas manos y ligando los pases a ese feo colorado que siempre intentaba puntear su muleta, lo que ahora sí que evitó Palacio colocándose más en corto, a pesar de que en ese espacio el animal buscaba hacerle hilo quedándose corto.

Pero ni así cedió el zaragozano de Biota, que buscó siempre llevarlo metido en el engaño, con los dos pies asentados y manejando la situación con una gran precisión de brazos y muñecas para sacarle pases más hondos y largos de lo que quería el de Alcurrucén, y en especial, por la gran verdad que tuvo, la soberbia tanda de naturales con que remató su obra. La oreja fue, por tanto, otra de las de peso.

Igual que él, esta tarde se presentaban en Madrid sus dos compañeros, entre ellos otro de los punteros, Javier Zulueta, que también solventó sobradamente la papeleta, aunque con menos eco en el tendido.

Con facilidad de planteamiento y compitiendo con airosos quites con sus compañeros en varias ocasiones, el sevillano ya le sacó al menos un buen mazo de naturales al desrazado y basto sobrero de Montealto y estuvo paciente con un sexto desfondado con el que no pudo remontar la tarde.

Por su parte, el extremeño Sergio Sánchez se empleó, entre aciertos y errores técnicos, ante un primero al que también sacó sin mucho sentido hacia las afueras y al que aguantó su falta de clase en un trabajo a más que remató de un feo bajonazo del que salió tropezado.

Y también estuvo machacón con el cuarto, el de mejores hechuras del desigual sexteto, que quiso y no pudo emplearse por falta de fuerza en los riñones.

FICHA DEL FESTEJO

Cinco novillos de Alcurrucén (el 2º como sobrero), de muy desigual presentación y cuajo, con varios de hechuras poco armónicas, que dieron un juego descastado y a la defensiva, por falta de fuerzas o de fondo. Alguno sacó una engañosa movilidad por su escasa entrega. Y un sobrero de Montealto (3º, sustituto de otro de los titulares devuelto por flojo), basto y desrazado.

Sergio Sánchez, de lila y oro: bajonazo delantero (silencio tras aviso); pinchazo, pinchazo hondo y descabello (silencio).

Aarón Palacio, de caña y oro: pinchazo y estocada (silencio tras aviso); estocada delantera y dos descabellos (oreja).

Javier Zulueta, de oliva y azabache: media estocada trasera atravesada (silencio); estocada caída (silencio).

Los tres novilleros hacían su presentación en Madrid

Cuarto festejo de abono de la feria de San Isidro, con más de tres cuartos del aforo cubierto (19.776 espectadores, según la empresa), en tarde fresca y con rachas de viento.

EFE