Esta semana se cumplen cinco años desde la declaración del estado de alarma que marcó el inicio del confinamiento y trajo consigo el teletrabajo como una nueva realidad laboral en España. Esta modalidad, adoptada de forma exprés durante la emergencia sanitaria, transformó la dinámica laboral de empresas y trabajadores. Todos tuvieron que adaptarse rápidamente.
La pandemia obligó a suspender la interacción social, sólo las actividades esenciales pudieron continuar de manera presencial. Para el resto de sectores económicos, el teletrabajo se convirtió en una necesidad inmediata. Implantado de forma abrupta, su implementación ha evolucionado con el tiempo.
Hoy, cinco años después, el panorama laboral es variado: algunas empresas han descartado por completo esta práctica, mientras que otras, las menos, mantienen el cien por cien de la jornada en remoto. El formato híbrido, que combina trabajo presencial y teletrabajo, es el que ha prevalecido como la opción más extendida.
En todo caso, el impacto del teletrabajo ha dejado una huella significativa, no solo en la forma de trabajar, sino también en las relaciones laborales y la organización de las empresas, marcando una transformación que aún se sigue adaptando a las necesidades de la sociedad actual.