Hoy es el día mundial del glaucoma, una enfermedad ocular degenerativa que no tiene cura y que afecta casi un millón de personas en España. Sólo en Madrid, 143.000 personas sufren glaucoma según la Asociación del Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF). El glaucoma no presenta síntomas y es irreversible, pero se puede frenar su avance. Para contarnos la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento de esta enfermedad, hemos contado con la presencia de David Antolín, oftalmólogo Director Médico ClinicaLáser y Jefe de Servicio del Hospital La Milagrosa.
El glaucoma se caracteriza por la pérdida de visión periférica (como si miráramos a través de un túnel) y, en ocasiones, también central, debido al daño progresivo que se produce en el nervio óptico.
Normalmente, la sociedad tiende a relacionar esta patología con las personas mayores, pero, según destacó AGAF en una nota informativa, el porcentaje de riesgo de padecer glaucoma a partir de los 70 años suele ser tan sólo de un 12%. Como sucede con otras enfermedades, en estos casos la degeneración es mucho más lenta y el paciente no suele quedarse ciego completamente.
ENFERMEDAD SIN SÍNTOMAS
Los mayores problemas de esta enfermedad suelen encontrarse en dos segmentos de edad completamente distintos. Por un lado está el glaucoma en la gente joven, que generalmente suele ser muy agresivo y avanza con gran rapidez. Y por otro lado, se encuentra la franja en la que se suele producir el diagnóstico de esta enfermedad más frecuentemente, que es en personas entre 50 y 60 años. En ambos casos es necesario gestionar correctamente la patología para evitar los problemas visuales graves y lograr que evolucione lo más lentamente posible.
En España se calcula que el 50% de los afectados de glaucoma (alrededor de 510.000) no sabe que lo padece porque la enfermedad tiende a ser asintomática al principio. Por otra parte, en los primeros estadios el cerebro compensa el déficit de visión, por lo que es casi imposible que el paciente pueda darse cuenta de que está perdiendo su capacidad visual.
No obstante, al tratarse de una patología degenerativa, una detección temprana es una de las claves para retrasar el daño que produce el glaucoma. Por este motivo, la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares señaló la importancia de realizarse una exploración oftalmológica una vez al año, a partir de los 45 años, para detectar el glaucoma más frecuente.
En ningún caso el paciente recupera la visión perdida, pero un diagnóstico precoz evita daños adicionales y puede frenar su desarrollo. Esta exploración oftalmológica incluye una medición de la tensión ocular y un examen del nervio óptico, pruebas indoloras y rápidas.