A dos meses de la gran final de Eurovisión 2025, el próximo 17 de mayo, los 37 países participantes han presentado sus propuestas, con Suecia y Austria a la cabeza de las apuestas en una edición en realidad difusa y muy abierta, que parece haber llegado a un fin de ciclo en cuanto a sus fórmulas ganadoras.Suecia cambia 180º de patrón
El país que ha anticipado los cambios de timón del festival en este siglo tenía este año una propuesta ganadora según los estándares recientes: un antiguo ganador con una canción mediocre pero una puesta en escena avasalladora, extrema de hecho.
Quizás porque el cliché está gastado (o porque la TV sueca no quiere acoger Eurovisión en un tiempo, según otros), se decantaron por las antípodas de este concepto: una propuesta humorística, Bara bada bastu, que, interpretada en sueco por el trío KAJ, ensalza las saunas y regresa a la esencia de una canción-canción con una melodía fácilmente coreable.
Vuelven con fuerza las baladas
Desde Arcade, en 2019, una canción romántica no se ha hecho con el micrófono de cristal. En este género se mueve sin embargo la gran alternativa para la victoria, 'Wasted Love' del austriaco JJ, en clave lírica y con tesitura de contratenor como el ganador de 2024.
También tira de balada New Day Will Rise de la israelí Yuval Raphael, tercera en los pronósticos por delante del elegante canto a las madres maman de la gala Louane, así como la anfitriona, la suiza Zoë Më con la bucólica y bella Voyage.
Vuelve también la propaganda bélica
Israel tanteó la victoria en 2024 aupada por quienes apoyan su ofensiva en Gaza con una canción con doble sentido propagandístico. Este año repite con un mensaje que avista "un día nuevo".
Tras cuatro años de guerra por la invasión rusa, también regresa Ucrania con la banda Ziferblad y Bird of pray, un folk-rock un tanto hippy, con estilismos dignos de ABBA, para hablar sobre sus compatriotas separados por el conflicto.
Mensajes subidos de tono
Miriana Conte, por Malta, tuvo que reformular como Serving su tema Kant, que en la lengua de la isla significa Cantando, pero que en inglés suena como la expresión coloquial para referirse a los genitales femeninos. Con un cambio bien resuelto ronda el top 10.
En una polémica similar se vio envuelta otra de las divas que, como ella, representa la diversidad corporal, la finesa Erika Vikman, sexta en las apuestas con Ich komme, que traducido del alemán puede aludir al orgasmo en una propuesta empoderadora y procaz en la que cabalga sobre un micrófono gigante.
Menos problemas ha tenido el australiano Go-Jo cuando invita a probar su batido de leche enMilkshake Man.
A v ueltas con lo italiano
Pese a la renuncia del ganador de Sanremo 2025 a cantar en esta edición, dos de sus participantes estarán en Basilea: por un lado, Lucio Corsi representará con Volevo essere un duro a Italia, que por primera vez desde 2016 podría quedarse fuera del top 10; por otro, Gabry Ponte y su himno futbolístico Tutta l'Italia, dará a San Marino sus mejores perspectivas en su historia en Eurovisión.
Si ha habido una polémica en torno a lo italiano tiene que ver con el humor ácido del estonio Tommy Cash, que en Espresso macchiato reúne una colección de clichés transalpinos hasta cantar "Sudo como un mafioso".
Abiertos a la experimentación
La victoria en 2024 de un tema experimental y difícilmente clasificable, ha abierto una senda para muchos países, forzando en algunos casos el golpe de efecto constante sin que cuajen las melodías.
Como ejemplo extremo, la polaca Justyna Steczkowska y su Gaja, batiburrillo de elementos pop con potentes arreglos electrónicos, cuero y cierto desgarro roquero, en el que además ella toca el violín para agregarle arreglos de folk.
Dos españoles a concurso
España, que sigue hundida en el puesto 31 de los pronósticos pese al reciclado más internacional de Esa diva' de Melody, contará con más representantes no oficiales. Así, Kyle Alessandro, de padre español, cantará Lighter por Noruega.
Además tendrá en parte sello nacional la propuesta del chipriota Theo Evan con Shh, pues ha contado con el escenógrafo Sergio Jaén y con el coreógrafo y bailarín Borja Rueda.
Y no hay que perder de vista...
En una de las ediciones con menos canciones en inglés y aumento del francés, tampoco habrá que perder de vista por Países Bajos C'est la vie del joven de origen congoleño Claude, quinto en las apuestas tras la estela bailable y africanista de Stromae.
Tampoco al belga Red Sebastian con Strobe Lights, que conecta con el espíritu de The Communards, ni a dos propuestas que van subiendo: desde Reino Unido, la girl band Remember Monday con What The Hell Just Happend?, y desde Alemania el dúo Abor & Tynna con la pegadiza Baller y algo del influjo que hizo ganadora a Lena en 2010.