Aclaramos algunos topónimos madrileños que, no obstante, se mantienen en el recuerdo para algunos
REDACCIÓN
Decía el romancero popular madrileño que "El garbanzo, de Daganzo". No sabemos si de Daganzo de Arriba o de Abajo. Hoy en día solo nos ha llegado Daganzo de Arriba.
De hecho el Ayuntamiento de Daganzo se refiere a su excelentísima municipalidad sin citar el apellido 'De Arriba' en su imagen corporativa. Solo figura como 'Ayuntamiento de Daganzo'.
¿Existió Daganzo de Abajo?. Sí. Si tomamos por tal el núcleo de Daganzuelo que allá por el siglo XVI llegó a tener más de 100 vecinos y su propia parroquia. Como ocurrió con muchas poblaciones en tiempos de los señoríos fue comprado a la corona por un noble, Juan Vaca de Herrera, que lo denominó Daganzo de Abajo.
Los vecinos de Daganzo, que ya existía, tuvieron que añadir el 'De Arriba' para diferenciar ambas poblaciones.
La desaparición de Daganzo de Abajo fue paulatina durante el siglo XIX. La despoblación acabó con él aunque las leyendas hablan de una plaga de hormigas como razón del abandono del pueblo.
La certificación del final de Daganzo de Abajo se realizó en 1871 con el reparto del término municipal entre partición del término municipal entre Daganzo de Arriba, Torrejón de Ardoz y Ajalvir. Algunos vestigios, pocos, revelan que Daganzo de Abajo existió realmente.
Patones de Arriba es un poco distinto. El Ayuntamiento tampoco diferencia entre Patones de Arriba y Patones de Abajo en su nombre oficial. Pero sí se mantiene la referencia a Patones de Arriba y Patones de Abajo en las publicaciones turísticas municipales porque Patones de Arriba aún existe como núcleo habitado.
El caso de Patones es único en Madrid, porque antes que pueblo fue reino. Al menos eso es lo que cuentan de su historia "milenaria" en la que un vecino principal regía la población y ponía paz entre sus vecinos.
Lo de rey de Patones o rey de los Patones parece que fue más un tratamiento que una aspiración dinástica y ni Felipe II ni Carlos III pusieron pega a compartir su reino con otro soberano afincado en los altos de Jarama.
Se cuenta también que ni siquiera las tropas de Napoleón se percataron de esta población encerrada entre las peñas y cuyas casas se mimetizaban con el paisaje. Esto parece que no fue del todo así. En cualquier caso un francés acabó siendo el último rey de Patones.
François Fournier llegó en los años 80 del siglo XX para establecerse allí. Montó una tienda de antigüedades y posteriormente un hotelito. Él, hasta su fallecimiento, el último rey de Patones. O al menos eso se decía.
A partir del siglo XX los habitantes del Patones original comenzaron a trasladarse de la montaña a la vega del Jarama. Así se crea Patones de Abajo como barrio pegado a la carretera.
Patones de Arriba sigue recibiendo turistas todos los fines de semana, llegando a ser necesario usar un autobús para enlazar ambas poblaciones debido a los problemas de tráfico que se genera en el acceso en vehículo privado.
En definitiva, Daganzo de Abajo ya no existe y Patones de Arriba, aún existiendo, es ahora parte un Patones unificado.