La Covid frenó la 'España vaciada', pero no la detuvo
Las salidas de las ciudades hacía los municipios rurales se revertió apenas finalizadas las restricciones de la pandemia
Tener una segunda residencia y poder teletrabajar durante la pandemia no estuvo al alcance de la mayoría
Estatuas de Puebla de la Sierra (Sierra Norte de Madrid) con mascarillas |EUROPA PRESS
REDACCIÓN
Cuando se declaró la crisis sanitaria por la Covid algunos decidieron alejarse de la capital o de otras grandes ciudades madrileñas para intentar sentirse más seguros en zonas rurales frente a posibles contagios, en busca de un mayor contacto con la naturaleza y poder disfrutar más de espacios abiertos.
Pero este éxodo hacia el campo no fue algo que pudieron permitirse todas las personas.
Tener una segunda residencia, a una distancia razonable, o tener la posibilidad de alquilar una, sin saber hasta cuándo iba a durar todo aquello, no es algo que estuviera al alcance de cualquiera.
Otra variable es la edad, las circunstancias familiares y personales. Quienes no tenían obligaciones que les ataran a un domicilio permanente también pudieron poner tierra de por medio hasta el límite de la Comunidad de Madrid y posteriormente un poco más allá si la situación epidemiológica lo permitía.
Localidades serranas y de las otras comarcas de la Comunidad de Madrid fueron acogiendo la diáspora desde la zona metropolitana.
Los municipios asistieron primero a la llegada a los que pudieron trasladar su residencia y permanecer allí. Luego fue la gran desbandada de todos los que, con la ampliación de movimientos pero limitados a la región, decidieron y pudieron escapar también a un pueblo a pasar los festivos, los puentes o las vacaciones.
Los pequeños y medianos núcleos vieron al principio, un poco alarmados, el aluvión de visitantes. La hostelería y el hospedaje de estos sitios se felicitó por este tiempo dorado mientras otros calculaban el riesgo de infección a causa de los visitantes . Algunos incluso llegaron vislumbrar una recuperación de la población, un freno a la despoblación. Pero no fue así.
Un trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) sobre los 8.131 municipios españoles con datos previos y posteriores a la pandemia señala que "los flujos de personas tuvieron un notable impacto demográfico en las áreas rurales".
Advierten, no obstante, que "a pesar de los cambios observados, la mayor parte de las migraciones internas fueron mayoritariamente entre ciudades, al igual que antes de la pandemia, y todo apunta a que se trató de un hecho coyuntural".
"A pesar de los cambios observados, la mayor parte de las migraciones internas fueron mayoritariamente entre ciudades, al igual que antes de la pandemia, y todo apunta a que se trató de un hecho coyuntural"
Los investigadores de la UAB añaden que "la irrupción de la pandemia tuvo un impacto notable en las migraciones internas durante 2020, pero lejos de suponer un cambio en los patrones de movilidad dominantes o una reversión de los procesos de despoblamiento rural".
Tan pronto terminó el confinamiento domiciliario se empezó a experimentar una reversión del fenómeno. "Los movimientos se recuperaron y se normalizaron las ganancias y pérdidas de población de los núcleos rurales y urbanos", explican.
Un hecho tal vez decisivo en esa normalización fue el final del teletrabajo. Las empresas volvieron a insistir poco a poco en la presencialidad, total o parcial, con lo que de nuevo los municipios de áreas rurales fueron viendo la marcha de aquellos nuevos vecinos que volvían a sus lugares de origen.
El Comité de Asuntos Rurales del Instituto de Ingeniería de España realizó un trabajo para la revitalización de municipios rurales basado en algunas experiencias durante la pandemia.
Muchas de las cosas que repercutieron en los pueblos durante la pandemia pueden ser tomadas como lecciones útiles, pero recalcan que es preciso que junto al deseo de cambiar de aires o proyecto de vida hacen falta muchas inversiones en infraestructuras de información, de comunicación, sanitarias, financieras, educativas e incluso un tratamiento fiscal especial para las nuevas actividades.
Los pueblos más pequeños tras la pandemia han seguido perdiendo población. Un proceso que las administraciones tratan de paliar con diferentes programas ajustados a los intervalos de población.